miércoles, 26 de septiembre de 2012


Realidad escurridiza revisited


Entró disimuladamente a su casa. Su mujer estaba distraída jugando con el perro en el jardín. Alivio. Aprovecharé para entrar en el cuarto de baño y ducharme, se dijo. No debe saber de dónde vengo y debo quitarme este olor a placer y a sudor y estas señales del cuerpo.

Se saca la camiseta, se quita el calzado. Después se desabrocha el pantalón que poco a poco se desliza hacia el  suelo. Sin quitarse aún el calzoncilo (el más favorecedor de su colección) abre el grifo de la ducha y justo antes de entrar se desprende de esta última prenda.

Desnudo completamente se coloca bajo el chorro reconfortante de la ducha y cerrando los ojos se recrea en los momnetos intensos pasados con ella esta tarde que ahora acaba. Recuerda las curvas, las trazadas, la piel que le acariciaba. El éxtasis compartido, el placer del riesgo. Comenzó a tocarse para prolongar el placer de la aventura.

En eso bajó la mirada y vió un hilo negro que se había quedado enredado a su vello púbico, capturado por el prepucio de ese pene que pese a su pequeño tamaño tantas horas de placer le había deparado; asiendo la ducha apuntó hacia allí el chorro de agua templada y el hilo se despredió, y deslizándose por su cuerpo cayó hasta el piso  y tomó la dirección del agua que lo empujaba hacia el sumidero.

Por un momento dudó si debía detenerlo pero no sabiendo bien por qué, lo dejó colarse envuelto en una gasa de agua jabonosa. Recuerdos de algo inalcanzable, permitir la huida de lo que no se puede retener.

Unos gritos que acompañaron la violenta apertura de la puerta del baño le salvaron de caer en la melancolía filósofica a la que era tan proclive. Su mujer le gritaba entre sollozos y lágrimas que le había pillado engañándola. Que si no se daba cuenta de lo que estaba haciendo. si no pensaba en sus hijos.

Que si no le había jurado que no volvería a sacar la moto después del terrible accidente que había sufrido.

Él, entre cohibido y sorprendido pensó. Me he dejado otra vez los guantes a la vista en el garaje, pero que me quiten lo bailao.

Epílogo:

Ese mismo día, a esa misma hora precisamente su mujer, SEN, había estado subiendo a su cuenta de facebook las imágenes de la familia feliz tomadas durante el Bando de la Huerta.

.No puede evitarlo. Su imaginación despierta, avivada por los recuerdos...una cama sin sábanas...dos cuerpos ardientes...debatiéndose entre el deseo y la timidez. Como una primera vez...
Epílogo 2:

Todavía no te has ido...y ya te echo de menos...Aún siento tus manos en mis pechos...y ya sueño con la próxima vez...Saboreo tu  (censored)

martes, 18 de septiembre de 2012

La terrible levedad del hombre frívolo


Paseaba por la ciudad, absorto en sus pensamientos. Las manos en los bolsillos, el alma en el sombrero, el corazón en la cabeza. En eso que una sonrisa reflejada en un escaparate, vista con el rabillo del ojo derecho, le llamó la atención. Perpendicular a su trayectoria avanzaba su primo Álex, el suertudo, el triunfador.

"¡Hola campeón!" profirió la boca sonriente con una contundencia tal que nuestro hombre pensativo tuvo que ladear la cabeza para no ser golpeado por la frase.

Siguió paseando por las calles de la ciudad, bulliciosas y animadas como cada día a esa hora. Ahora el alma la llevaba entre los pies. Esa impresión le había producido el encuentro fugaz con su primo Álex, un hombre frívolo.