lunes, 31 de diciembre de 2012

La noche que la Luna salió tarde


Esta bella canción me ronda el coco desde hace tiempo, un regalo para los oidos, un regalo de la vida, sobre todo en esta versión de los estupendos 091. Aquí os la dejo:


Me tumbé en el suelo sólo para oir crecer la hierba 

y hasta mí vinieron todos los sonidos de la tierra. 
Escuché a los insectos en sus mil rituales 
y las plegarias que cayeron del cielo ¡Quién sabe! 
si haciendo espirales... 
La noche que la luna salió tarde. 



Me tumbé en el suelo sólo para oir crecer la hierba 

esperando un sueño que como un enjambre me envolviera 
y que me hiciera oir las rimas de antiguos romances 
pero sólo oí llorar a los que fueron amantes 
un sólo instante... 



La noche que la luna salió tarde 

la noche que la luna salió tarde. 



Me tumbé en el suelo sólo para oir crecer la hierba 

y escuché más cosas, muchas más de las que yo quisiera: 
El sonido de tus lágrimas al derramarse 
el eco de tus pasos al alejarte 
y el tiempo pararse... 



La noche que la luna salió tarde 

la noche que la luna salió tarde. 


Algunas noches,(como esta) la luna desaparece del firmamento. Digo desaparece porque realmente no se va, simplemente la sombra de la tierra nos impide ver el reflejo del sol en su superficie. Pero aunque no pueda verla, se que sigue en su sitio, plena de la materia de la que está formada, impasible ante el paso del tiempo, sabiendo que dentro de no mucho tiempo, volverá a ser visible para mis ojos. Lo tengo claro. Algunas cosas parece que se van, pero no es así. Simplemente no las vemos.

Y aquí el enlace al video, ¡müsica en estado puro!

http://m.youtube.com/#/watch?v=wp87EVIenhk&desktop_uri=%2Fwatch%3Fv%3Dwp87EVIenhk&gl=ES

lunes, 5 de noviembre de 2012


Silence
A silence that seeps in beyond shapes
Of open boughs
Of a nap pent in shining corridors
Barren landscapes of polished silence,
Loitering an atmosphere whithered by unpolite answers
In perpetual paths, spattered countenance, second falls, chestnut taste.
A silence that remains forlorn within cages of pupils wet of ethereal pace
Of sounds silenced by paths unwalked
Forced silence

Dedicated to my English speaking friends

jueves, 1 de noviembre de 2012



Todo hacía predecir otro tórrido día de final de julio, de no ser por esas breves y difusas nubes vespertinas.
Calculé que estallaría a las cinco de la tarde. A las cinco en punto de la tarde.
Mientras, nuestros quehaceres discurrían pesados bajo un cielo velado y un calor húmedo que apretaba el coco en cada bocanada. Mi coco maltrecho, mi fuente deproblemas, mi caudal de dudas.
Poco a poco, el aire que acariciaba con suavidad pasmosa las pobladas ramas de los árboles pasó a balancearlas como arrastradas por una marea oceánica de plenilunio invisible. Pasaron a arrebolarse con pasión mientras el cielo se tupía de un gris ahogado, denso, casi nocturno.
Jerry olisquea ajeno al rumor bronco que se acercaba.
Las primeras gotas de vanguardia abren el telón de agua que corría en dirección norte. El turbio cielo se debate entre el fuego del ocaso y el violeta huracanado de la tormenta. Los rayos se acercan y el lejano rugido, como de león cansado, se convierte en alarido cruel de fiera apocalíptica.
Jerry gime y se enreda entre las piernas. Se altera y pese a lo magnífico del meteoro, salimos corriendo de allí.
La corriente de agua borra toda huella de paisaje. Sólo brillan las estelas inminetes del atroz bombardeo.
Disfruto del miedo y del sobrecogimiento. 
Puertas y ventanas golpean quicios y marcos. Cortinas elevan sus vuelos como banderas blancas, suplicando el fin de la guerra.
La tregua es concedida.
Poco a poco la batalla se atenúa detrás de las montañas y las baterías de metralla suenan a ecos del pasado tras las montañas. Los árboles rinden sus hojas al peso de la lluvia ya extinta y las cigarras anuncian con su canto agudo y chillón tiempos de paz.
Estoy ahí. Espero. Jerry está.

miércoles, 26 de septiembre de 2012


Realidad escurridiza revisited


Entró disimuladamente a su casa. Su mujer estaba distraída jugando con el perro en el jardín. Alivio. Aprovecharé para entrar en el cuarto de baño y ducharme, se dijo. No debe saber de dónde vengo y debo quitarme este olor a placer y a sudor y estas señales del cuerpo.

Se saca la camiseta, se quita el calzado. Después se desabrocha el pantalón que poco a poco se desliza hacia el  suelo. Sin quitarse aún el calzoncilo (el más favorecedor de su colección) abre el grifo de la ducha y justo antes de entrar se desprende de esta última prenda.

Desnudo completamente se coloca bajo el chorro reconfortante de la ducha y cerrando los ojos se recrea en los momnetos intensos pasados con ella esta tarde que ahora acaba. Recuerda las curvas, las trazadas, la piel que le acariciaba. El éxtasis compartido, el placer del riesgo. Comenzó a tocarse para prolongar el placer de la aventura.

En eso bajó la mirada y vió un hilo negro que se había quedado enredado a su vello púbico, capturado por el prepucio de ese pene que pese a su pequeño tamaño tantas horas de placer le había deparado; asiendo la ducha apuntó hacia allí el chorro de agua templada y el hilo se despredió, y deslizándose por su cuerpo cayó hasta el piso  y tomó la dirección del agua que lo empujaba hacia el sumidero.

Por un momento dudó si debía detenerlo pero no sabiendo bien por qué, lo dejó colarse envuelto en una gasa de agua jabonosa. Recuerdos de algo inalcanzable, permitir la huida de lo que no se puede retener.

Unos gritos que acompañaron la violenta apertura de la puerta del baño le salvaron de caer en la melancolía filósofica a la que era tan proclive. Su mujer le gritaba entre sollozos y lágrimas que le había pillado engañándola. Que si no se daba cuenta de lo que estaba haciendo. si no pensaba en sus hijos.

Que si no le había jurado que no volvería a sacar la moto después del terrible accidente que había sufrido.

Él, entre cohibido y sorprendido pensó. Me he dejado otra vez los guantes a la vista en el garaje, pero que me quiten lo bailao.

Epílogo:

Ese mismo día, a esa misma hora precisamente su mujer, SEN, había estado subiendo a su cuenta de facebook las imágenes de la familia feliz tomadas durante el Bando de la Huerta.

.No puede evitarlo. Su imaginación despierta, avivada por los recuerdos...una cama sin sábanas...dos cuerpos ardientes...debatiéndose entre el deseo y la timidez. Como una primera vez...
Epílogo 2:

Todavía no te has ido...y ya te echo de menos...Aún siento tus manos en mis pechos...y ya sueño con la próxima vez...Saboreo tu  (censored)

martes, 18 de septiembre de 2012

La terrible levedad del hombre frívolo


Paseaba por la ciudad, absorto en sus pensamientos. Las manos en los bolsillos, el alma en el sombrero, el corazón en la cabeza. En eso que una sonrisa reflejada en un escaparate, vista con el rabillo del ojo derecho, le llamó la atención. Perpendicular a su trayectoria avanzaba su primo Álex, el suertudo, el triunfador.

"¡Hola campeón!" profirió la boca sonriente con una contundencia tal que nuestro hombre pensativo tuvo que ladear la cabeza para no ser golpeado por la frase.

Siguió paseando por las calles de la ciudad, bulliciosas y animadas como cada día a esa hora. Ahora el alma la llevaba entre los pies. Esa impresión le había producido el encuentro fugaz con su primo Álex, un hombre frívolo.